Una luna inmensa, se refleja en la quietud del lago.
Las estrellas silenciosas escuchan los grillos lejanos, que allí en la tierra cantan sus amores entre charcos y ramas, contemplando el cielo aun azul por los resplandores fugaces.
El silencio… cómplice del poeta, escucha los poemas. El lago manso se conmueve, y el paisaje se abruma de tristeza.
Lo recordaran al poeta, los sauces, los quebrachos y las flores dormidas, cuando su paso sea solo una huella en el tiempo.
Porque el poeta, antes de llevarse los escritos, se los leyó al agua, a la luna, y a los grillos.
Carmen Passano
En el mes de la Poesia, mi homenaje a los poetas