TE ENCUENTRO EN MI SOLEDAD

Bonito y precioso escrito, que refleja la ansiedad del sexo. Si fueses casada, no dirías éso, Helenna.

¡ AY, dioses del Olimpo ! cuánta fuerza tiene esa hormona llamada F. E. A.

Lo aclaro para las no enteradas: Se trata de la Fenil -Etil- Alanina, que es segregada por nuestro cerebro medio-interno, llamado CEREBRO DE SERPIENTE, formado por el Hipotálamo, el Hipocampo, Amígdala y Glándula Pineal. Es la hormona del encendido, de la que nos pone a CIEN cuando una persona del sexo opuesto nos atrae, y si no existe, lo imaginamos a solas -como deben ser todos los actos íntimos-, agarrados a la almohada.

No recuerdo si en este Foro, ya tengo publicado " La Química del Amor" que, si no lo he colgado aquí, pronto os lo enviaré. Pero supongo que no os alarmareis, ni sintais vergüenza alguna, pues somos animales humanos y, como tales, nos comportamos.

Un abrazo, de Juanjo.-

¡¡¡ Caballero Luna!!! Qué gusto leerte lindo amigo , menuda respuesta traes jajajajaja está genial


Biquiños
Phoeby

¡Bravooo...! ¡Bravooo...!
Esto son pócimas mágicas de sentires pasionales, altamente conmovedoras , y no lo que cocino yo en el puchero 69 .

¡Remurciélagos! Ahora que lo pienso... Estos chutes "Helénicos y C†-rianos" de actividad Fenil-Etil-Alanina desenfrenada, deberían estar retozando en el subyugamiento erótiquísimo por siempre jamás de Amor Brujo

Pa mí que ¡aquí están mú malamente! Pero que ¡mú malamente!

¡Ejem! Edito y brujirectifico, que no borro, mi yuyu furibundo con bronca entrañable pa mi elfita prefe y el gentil Caballero de nuestra luna hechicera cascabelera, por haber expuesto este subidón de emotividades en el Valle de los Cuentos, en vez en El Bosque de Amor Brujo, que dicho sea de paso, es de ley mágica, que aquí están en su salsita más picante-erótico-sesuá.

Hola Helenn: ¿Ésto, lo dices a mí? Pues sabe que soy militar, pero con bisturí, y ya no tengo soldaos que me cuiden mi torre, ni mi alfil, ni mi reina. Los caballos, en la cuadra y, el Rey, que soy yo, sin fuerza para abrazarte siquiera. Es que no sabes cuánto moro hemos matao y a las moritas que, viudas, habemos dejao. Ellas, todas, me pedían lo mismo que tú; pero... eran infieles a mi religión y la Cruz; y no tenía yo ganas de cometer pecao. Así que, abandonadas quedaron. Yo arrastrado me volví, para encontrarte de nuevo, a tí, pero menos cansao.

Cálma, vida mía, que en cuanto me reponga un poco... ¡¡ veremos lo que sucede en nuestro sacro himeneo !! No te me quejes luego sin no me quito las espuelas que, muy acostumbrado estoy, a ellas (las espuelas, no temas) que las moras son infieles hasta del Harem. Por éso les ponían de cuidadores a los Eunucos, o los Eufemios, esos tan gordos y de bigotes.

Perdona si no te traje UNO de recuerdo de mis conquistas, porque en España, hace feo, y al marido le ponen en la frente ciertas cositas, no tan buenas y gratas ¿me entiendes, Helennita?

Tuyo por siempre, tu trovador que, trovar, no puede ahora. JUANJO.-

Sigo danzando alrededor de mi lumbre pucherera, en aquelarre privado, celebrando tus subyugantes cuentos, cual conjuros mágicos, Helennita.

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[quote="C†"]

jujosan escribió:

Hola Helenn: ¿Ésto, lo dices a mí? Pues sabe que soy militar, pero con bisturí, y ya no tengo soldaos que me cuiden mi torre, ni mi alfil, ni mi reina. Los caballos, en la cuadra y, el Rey, que soy yo, sin fuerza para abrazarte siquiera. Es que no sabes cuánto moro hemos matao y a las moritas que, viudas, habemos dejao. Ellas, todas, me pedían lo mismo que tú; pero... eran infieles a mi religión y la Cruz; y no tenía yo ganas de cometer pecao. Así que, abandonadas quedaron. Yo arrastrado me volví, para encontrarte de nuevo, a tí, pero menos cansao.

Cálma, vida mía, que en cuanto me reponga un poco... ¡¡ veremos lo que sucede en nuestro sacro himeneo !! No te me quejes luego sin no me quito las espuelas que, muy acostumbrado estoy, a ellas (las espuelas, no temas) que las moras son infieles hasta del Harem. Por éso les ponían de cuidadores a los Eunucos, o los Eufemios, esos tan gordos y de bigotes.

Perdona si no te traje UNO de recuerdo de mis conquistas, porque en España, hace feo, y al marido le ponen en la frente ciertas cositas, no tan buenas y gratas ¿me entiendes, Helennita?

Tuyo por siempre, tu trovador que, trovar, no puede ahora. JUANJO.-

No lo tome a mal mi buen Médico Militar pero tengo el deber de proteger el corazón cautivo de lady Helenna de cualquier intrépido y osado que busque cautivarlo y en el menor de los casos conquistarlo…así es…eh dicho “cautivo” por que cada llama de su corazón con todo su amor, me pertenece como yo le pertenezco desde tiempo atrás…

Y si vos desea encontrar en ella una dama en la cual encontrar, pasión, amor y pareja, le pido que desista; Porque de no desearlo así: “oz” encontrareis con un ¡recio enemigo!...digo Caballero…de buenos modales y de fina espada para los duelos donde debe proteger a la dama amada de quien su corazón es libremente preso.

Pero no todo es malo, ¡animo! en este bosque saucero hay muchas damas, brujillas, hadas, cortesanas, doncellas, doñas, duendesillas, hechiceras tan hermosas y bellas, no como mi helenna claramente por que mis ojos solo conciben una belleza y es la suya, pero sin duda para vosss les encontrareis muy atractivas, apasionadas y solteras con quien pueda saciar
sus deseos que como todo hombre tenemos...

Como dije pasión, amor y pareja...Animo!

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C†

Bon die tengui caballero: Creo que está en un error de herradas. Yo de mi brioso corcél, bajé y, en mis llares encontré, la angustiosa llamada del corazón que anhelaba mi llegada, procedente de mis largas batallas del Temple. Ella, mi dueña y Sra., me llama en su soledad, y no estimo prudente haberla dejado sola y yo ausente, para que otro malandrín la conquiste, abusando mi ausencia. Le prevengo, evezado mozalbete que, a mi valiente donna, le puse el consabido cinturón de castidad, cuya llave guardo celoso yo, que nadie podrá abrir sin mi permiso, señor.

Ora bien, si se encuntra en condiciones de batir espada y honor, en la palestra les espero a eso de las tres y cuarto, depués de haberme duchado y comido algo, pues estoy cansado de tanto guerrerar, mas no desfallado de mi espada manejar, bajo condición de que aporte otro castillo y pecunio del mismo valor, que será de propiedad del ganador de la contienda ¡¡¡ Pobre caballero intentador, que quedará sin castillo ni tierras!! Se lo garantizo yo, el Señor del Temple y bien templado, Seor !!

Ande con cautela, seor, que mi espada toledana es de temple la mejor, y mi desolada amante, sin parangón. Le aviso que mi vida ha sido puesta en juegio y al valor que, reconocido, lo tengo por mis huestes y tesón. A cuchillo desnudo me batí en mil y una ocasión, y no ha habido nadie capaz de abatirme aún, por lo que dudo lo sea un simple admirador de una hermosura de la que yo soy Señor.

Adelante, meu caro seor que, a las tres y cuarto , en la palestra estará este adalid campeón. Recoja su guante que, de nada le servirá, mon Dieu, mesieur !! ¡¡¡ Si sabe rezar, empiece ya a desgranar todos sus versos !!!

Caballero mío: Gran desilusión me ha causado su retórica, pues que yo hablo de Elena de Grecia, y no de Helenn de Leychester. Sólo ví su angustia dirigida a mí que, algo descuidado, la abandoné en mi Castillo de Calatrava, y ahora vuelvo para seguir amándola, como siempre.

Ruego a su mercé que deshaga este lío, y perdone tamaña confusión de caballero y dama. Mas, ésto he de ver, por mi propia fama, y pido que la susodicha dama, haga entrar en este lance su valiosa opinión, que nunca quisiera entrar en una ofuscación vana. Que ella, y solo ella, aclare la cuestión, diciendo si es de Grecia o de Leychestar, aclarando si fué raptada por mi, que, entoces, me llamaba "mi París".

Han pasado algunos años que aproveché para entrar en milicia al tiempo que manejaba bisturí, con arte y sapiencia. Cogióme desprevenido y, a los Templarios me uní. Hoy, de regreso, me encuentro este lío complejo que necesito dirimir. Clamo a Dª Elena de Troya, que me dé satisfacción sobre su carta que pide su liberación y mi compañía con ella.

Sírvase, seor, darme pronta excusa o satisfacción, pues que este Caballero Templario, espera su contestación.

¿Cómo osa, seor, pedir la mano de dama que aún no se identificó? Voto a bríos, que este lío he de deshacer yo !!!

A la Dama, clamo yo, para que, sin pérdida de mano, venga y aclare la cuestión.

Mi Dama: Que en su soledad espera ¿ Aquién esperaba vos? Dígalo pronto para tapar la boca del que os ofendió !!! Que aquí espera el que quiere desfacer la humillación. Mi mano tiembla y se estremece bravía, acariciando el puño de mi espada de buen temple toledano. ¿Por qué habreis de dar vuestra honorable mano? ¿No es cierto, Sra mía, que la llave del cinturón, la guardo yo? ¿Cómo hareis después, sin estar yo?

Please, my Lady, acláreme pronto esta cuestión !!!

Juanjo, el Señor.-

Perdón mi Dama mía: Que en esta cuestión no hay entuerto ninguno, sino que alguno puede que se quede tuerto, pues que acaban de solicitar la mano (sin decir cuál de las dos) a mi dama que, con todo celo, guardo. A la que yo, con grande cautela, coloqué ese cinturón, el que ya debe estar muy abandonado, poco aseado, y hasta oxidado, digo yo, por los pasados años.

Antes de desenvainar, es mi deseo Sra, saber con exactitud, si hablamos de la misma persona. Mi Elena fue raptada por mí, en Troya, antes de que se armara la gorda, y hacia las tierras Santas me dirigí, como Caballero Templario, y no leo ningún diario que hable de mi Elena que, ansiada me espera en mi Castillo de Calatrava.

De Troya, y con muy mala folla, la rapté con el pseudonomo de Paris, tragiéndola a este ya citado Castillo, en el que espero me aguarde, según su escrito relata. NO creo meter la pata.

Otrosí quiero añadir: Si se tratara, u tratase, de la Doña citada, ya puede afilar cuchillos el caballero que quiere arrebatala, queste Templario Seor, no se rendirá por esa simple batalla. Guerras más gordas gané con presteza, y me juego la su cabeza, a que caro pagará tan vil osadía.

Ruégole, a la sucitada dama, que se presente de seguía, y me aclare su nombradía, para salir de tan porca ironía.

El Seor Templario, nominado Juanjo.-

Perdón, bella Dama: Entendí que su proclama era dirigida a mí, vuestro mejor servidor y caballero. No me guía el afán de hacerla mía, sino que, en mi confusión, la tomé por la dama mía. Ruego de vuestro amable baldón, disculpe tan insana obsesión. Y, digo insana, porque si no se cura, ella sola me llevará a mi ansiada sepultura, por haber cometido ese ataque al corazón de una dama comprometida.

Siempre a mi Elena, así la llamé; pero si decis, Sra, que con H he de escribir, pues sea: Helena sera para mí.
Dos hijos habemos, y de estatura colosal ya que ambos han pasado de la infantil edad, frisando los 30 ya. Era extraño, pues, que mi Elena (Helen) me traicionase así. Cuando a Tierra Santa marché, y siguendo costumbre habituaria, el citado cinto le coloqué; por éso, tanto extrañaba que cualquier doncel pidiera su mano sin decir cual de las dos quería.

¡¡¡ Por Theus y Ceres, que la espada vuelva a su vaina y, el honor, a su alta alcurnia ofendida !!! que no es justo ni necesario ofender tamaño a vuesa Mercé. Ruégole que, a sus pies, y de rodillas, me sea aplicada la pena que Vuescencia considere mejor. Mi fusta en sus lindas manos se entregará, para que tamaña ofensa no vuelva jamás.

Cuando a mi dócil y amante esposa encuentre, yo le relataré todo los males que, este loco jinete, deslizóse ante vuesa Mercé.

Si me permite, con dolor de ofensor, beso sus manos y de rodillas, a sus pies.

El Ilmº Cab. Templario, Don Juan de las calzas largas, y verdes: "Et fiat mi, secundum verbum tuum".